Uno de los hábitos de un perro saludable es sin dudas echarse a descansar bajo el sol. A veces te sorprenderá que lo haga también en días de mucho calor, pero así y todo, el sol es bueno para los perros, es una buena costumbre por muchas razones.
Si bien no todos los perros son iguales y, además, sus necesidades van cambiando a lo largo de su vida, podemos detectar ciertos beneficios que tu mascota está buscando aprovechar, en especial en los días fríos.
Los rayos del sol ayudan a sintetizar la vitamina D, un nutriente que facilita el proceso de la disolución de grasas y aceites y que es fundamental también para la salud de los huesos.
Si bien la vitamina D puede ser incorporada a través de su comida para perros, un poco de sol con regularidad puede traer más beneficios que complicaciones.
Lo normal es que los perros disfruten de su descanso bajo el sol. El sol puede ser un aliado muy valioso en días de frío o humedad, en especial si el perro está en el exterior.
Los perros al sol son más felices ya que los rayos del sol permiten estimular la producción de serotonina, una hormona que el cuerpo genera de forma natural y actúa como neurotransmisor y ayuda a conseguir el equilibrio adecuado del estado anímico y bienestar del animal. De esta manera estará de mejor humor, más animado y vital para jugar.
Al igual que los humanos, las mascotas tienen un patrón de sueño bastante definido. El sol ayuda a regular los niveles de melatonina en perros y, en consecuencia, su ritmo circadiano. Un perro con un buen patrón de sueño será menos ansioso y más vital.
Al secar y desinfectar la piel, el sol puede ayudar a cicatrizar heridas, tratar infecciones leves y picazón.
El sol puede ayudar a aliviar dolores y recuperar cierta flexibilidad, especialmente a los perros adultos.
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Uno de los riesgos más importantes y evidentes de que tu perro se exponga a la luz solar es que su temperatura corporal se eleve demasiado, por encima de los 41 o 42 grados celsius. Esto puede producir deshidratación y letargo, y puede ser potencialmente grave si no se trata correctamente. En estos casos, es necesario acudir al veterinario con rapidez.
Esto es más común en verano, cuando los rayos UV del sol son más fuertes. Un perro con pelaje claro es más susceptible a quemaduras, especialmente en el hocico, la nariz, las orejas y otras zonas expuestas. Aún así, todas las razas son susceptibles en mayor o menor medida.
Si tu perro es de pelaje claro y pasa la mayor parte de su día al aire libre, deberías tomarte en serio esta cuestión. El cáncer de piel provocado por mucha exposición al sol es una realidad, al igual que en los humanos. Siempre es bueno revisar que tu perro no tenga manchas nuevas, bajo su pelaje y contactar a un veterinario en cualquier caso.
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Ten en cuenta estos consejos para tener tranquilidad mientras tu perro aprovecha las horas de luz solar:
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Un cachorro recién nacido está preparado para recibir luz solar sin problemas, pero son algo más sensibles que los perros adultos y es por eso que deberías limitar la exposición a 30 minutos o una hora por día como mucho.
Además, muchos veterinarios recomiendan no sacar a pasear a cachorros menores de tres meses de edad. Esta recomendación tiene su fundamento en que las vacunas para perros básicas y obligatorias se terminan de colocar a esta edad. Vacunar a tu perro no tendrá un efecto directo en la tolerancia de tu mascota al sol sino que las vacunas le permitirán salir a pasear con un sistema inmune mucho más robusto.
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Un perro con calor puede dar varios signos de alerta como los siguientes:
Si tu perro tiene calor, lo que debes hacer es aliviarlo con rapidez llevándolo a la sombra y brindándole agua constantemente, o bañándolo si es necesario. Además, procura también que se quede quieto hasta recuperarse. Pero ante cualquiera de estos eventos, procura buscar atención veterinaria urgente.
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El umbral de tolerancia al calor es diferente en cada perro. Sin embargo, es común que los perros comiencen a sentir los efectos del calor y correr riesgo cuando la temperatura ambiente supera los 25-30 grados Celsius.
Las razas que más lo sufren son aquellas con pelajes densos y oscuros como los pastores belgas o los Boyero de Berna. También afecta más a los que tienen hocicos cortos como los bulldogs y los pugs.