Las posibilidades del embarazo en las gatas que no se hallan castradas, es muy frecuente. Se debe a que sus períodos más fértiles ocurren muy seguido, esto es, una vez cada tres semanas cuando se encuentran en “celo”. Además, si bien disminuye con los años, su capacidad de reproducción las acompaña durante toda su vida.
Las gatas pueden quedar embarazadas a partir de su primer celo y este puede aparecer entre los 4 y 18 meses de vida. Conocer los indicios de embarazo en una gata resultan fundamentales para que tu mascota y sus gatos bebés puedan transitar la gestación con el mayor cuidado y bienestar posible. A continuación descubrirás cómo saber si tu gata está embarazada.
Reconocer los síntomas de una gata embarazada puede resultar bastante sencillo. Por un lado, la gata preñada presenta tanto síntomas físicos como señales vinculadas a su estado de ánimo y comportamiento.
Si la gata suele tener un ciclo de celo regular, el cese del mismo es una buena señal. También, las náuseas y vómitos ocasionales a partir de la cuarta o quinta semana aumentan los indicios de que la gata puede estar embarazada.
Las mamas hinchadas y rosadas son un síntoma evidente muy temprano de un posible embarazo. Los pezones aumentan de tamaño y se produce el “enrojecimiento” de estos, producto de los cambios hormonales.
El abultamiento de su vientre, sobre todo a partir del día 30 de gestación. Durante ese momento el abdomen se redondea y puede llegar a aumentar uno o dos kilos, según el número de crías.
Los cambios de ánimo y comportamiento incluyen un notable incremento de las horas de sueño, dado el gasto de energía que conlleva la gestación. El aumento de apetito también es una clara señal, aunque al final del embarazo suele disminuir como consecuencia de la presión ejercida por sus crías en el vientre.
En la recta final del embarazo, además, algunas gatas pueden adquirir un comportamiento más maternal y cariñoso o por el contrario volverse más ariscas e independientes. En ambos casos mostrarán signos de anidación buscando lugares tranquilos y cálidos donde dar a luz a sus gatos bebés.
Te puede interesar: Cómo cuidar a tu gata en celo
Conocer los cuidados del embarazo en una gata resulta fundamental para otorgarle, junto con sus crías, la protección necesaria durante ese estadío. Los cuidados en una gata embarazada no suelen variar de manera drástica pero es importante atender a su alimentación y ejercicio así como a su salud general con visitas al veterinario.
En esta etapa la gata demanda una mayor cantidad de energía y nutrientes, por lo que la dieta de alta energía, rica en proteínas, calorías, vitaminas y minerales resulta muy beneficiosa.
Se recomienda un suministro de comida en pequeñas cantidades varias veces al día, ya que la capacidad de su estómago se ve reducida debido a la presión del útero. Por otro lado, no se debe olvidar darle abundante agua fresca y limpia para su hidratación.
Una buena alimentación también resulta necesaria para que la gata pueda producir la leche con la que amamantar a sus gatitos.
Es sabido que a los gatos y gatas les gusta desplazarse y saltar de un lado a otro, sin embargo, las gatas preñadas suelen disminuir su nivel de actividad a medida que el embarazo avanza, por lo que no se las debe impulsar a realizar grandes saltos o esfuerzos bruscos. Si necesitas levantarla, se debe tener cuidado y evitar apretar su vientre, sosteniéndola desde su pecho y zona lumbar.
Si bien el embarazo es un proceso natural, las gatas embarazadas no deben dejar de ser llevadas a chequeos, incluso desde la primera sospecha de embarazo. En ellos se podrá estimar a través de una ecografía la cantidad y edad de los fetos.
En general, los embarazos de gatas no suelen presentar complicaciones, pero el veterinario podrá atender las necesidades específicas de tu mascota, así como determinar la necesidad o no de evitar algunos tratamientos como la desparasitación o vacunación.
Es importante saber, según indica The Cat fanciers’s Association , que las gatas mayores son más propensas a desarrollar mastitis, la cual puede obstruir la salida de la leche y desembocar en problemas mayores. Por lo tanto, es siempre recomendable consultar un veterinario de confianza ante esta o cualquier otra alteración que presente tu gata.
Te puede interesar: Cómo lidiar con un gato caprichoso
Las gatas tienen un período de gestación relativamente corto, con alrededor de 63 y 67 días, es decir unas nueve semanas, aunque el rango puede ir de 58 a 72 días. La duración puede variar según la edad o cantidad de gatos que lleve.
Cuando los gatos bebés estén por nacer, la gata mostrará algunos signos como inquietud y maullidos de manera lastimosa y tenderán a lamerse la zona genital. La secreción vaginal clara y acuosa es otro signo.
Por otro lado, disminuirá su apetito pero intentará mantenerse hidratada con más agua. La búsqueda de un nido para dar a luz así como el descenso de la temperatura rectal a unos 37.8 °C, entre unas 12 a 24 horas antes del parto, son otros indicios muy usuales.
Tras el parto, se debe observar de cerca a la gata y sus crías sin abrumarlos, permitiendo que sea ella quien cuide de sus gatitos durante los primeros días de nacimiento.
Te puede interesar: ¿Cuál es el significado de soñar con un gato negro?
El promedio de gatos que puede tener una gata es entre cuatro y seis crías, aunque pueden tener hasta unas doce. Las gatas primerizas suelen tener camadas pequeñas de dos o tres gatitos. Anualmente, dada sus seguidos períodos de máxima fertilidad, ocurridos durante el celo, pueden tener hasta tres camadas al año.
Este artículo tiene una finalidad informativa y no debe interpretarse como asesoramiento para el cuidado de tu mascota. Ante cualquier duda acerca de la salud de tu mascota, lo mejor es consultar a un veterinario calificado.
