Si bien los gatos son animales muy independientes y suelen moverse solos sin grandes riesgos, a veces, pueden sufrir situaciones que ponen en juego su integridad física y hasta incluso su vida, este es el caso de cuando un gato es atropellado.
Encontrarse a un gato atropellado es una situación muy estresante pero actuar con rapidez puede resultar crucial para la vida de la mascota. A continuación conocerás cómo auxiliar a un gato que ha sido atropellado y cuáles son los principales cuidados a realizar hasta que pueda ser asistido por un veterinario.
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Si encuentras a un gato atropellado, primeramente deberás proteger al gato y a ti de donde se encuentren. Por ejemplo, si te hallas en la carretera busca señalizar, si es seguro, esa zona.
Llama al gato de manera tranquila y por su nombre y espera a ver su reacción antes de tocarlo, ya que puede reaccionar agresivamente como producto del miedo, el dolor y hasta incluso el shock causado por el accidente.
En caso de que esté en shock, busca abrigarlo para que pueda mantener su temperatura corporal hasta llegar a la clínica. Si ves que está muy dolorido y molesto, puedes considerar colocarle un bozal hecho de tela para evitar mordeduras siempre y cuando no interfiera en su respiración o haya lesiones en su cabeza.
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Antes de que el gato pueda ser asistido en la clínica veterinaria, es importante que puedas reconocer su estado de salud general para informarle al veterinario y acelerar así el proceso de atención. Además, si tu gato nunca ha pasado por una situación similar, es importante, como lo recomienda The International Cat Association conocer los indicios de que puede estar sufriendo, a través de ciertas señales que dan los gatos.
Una de las consecuencias del accidente que puede sufrir el gato, es el estado de shock, algo muy común pero que puede poner en riesgo su vida. Algunos de los síntomas de shock son la dificultad para respirar o respiración rápida, así como el pulso débil y acelerado. Este último puedes tomarlo cerca de la ingle, en la parte interna de su muslo.
Otro de los síntomas del shock incluyen una temperatura corporal baja, esto se evidencia especialmente en sus orejas y patas frías. Las encías pálidas o azuladas, que si al presionarlas en menos de dos segundos no vuelven a su color habitual, probablemente sean la consecuencia de la mala circulación y otro síntoma del shock.
Las hemorragias también son una posibilidad para un gato que es atropellado, por lo que debes tener en cuenta ciertos procedimientos para frenarlas. Cuando veas sangrado debes mantener presionada la zona con gasas estériles o un paño limpio.
En caso de que la herida se halle en alguna extremidad, y no haya fractura, puedes elevarla levemente. Ten en cuenta que el torniquete sólo debe aplicarse si se trata de una hemorragia abundante, que no cesa sólo con presión, en caso de ser así, debes ser muy cuidadoso al momento de hacerlo.
Las fracturas y lesiones internas que puede sufrir un gato al ser atropellado no siempre son tan evidentes, por lo que no debes tocar o tratar de enderezar partes que parecen rotas. Lo mejor en esos casos es mantener inmovilizada a la mascota con la ayuda de la manta hasta que llegue al veterinario.
El traslado del gato debe ser lo más rápido posible pero manteniendo siempre la calma. Es importante que puedas mantener la calma ante esta situación, ya que de lo contrario, podrías poner más nerviosa a la mascota y causar más estrés del que quizás ya tenga. Por lo que procura siempre estar tranquilo para transmitirle esa tranquilidad.
Para trasladarlo del lugar del accidente a otro más seguro, utiliza una manta algo similar como una toalla. De esta manera, servirá de camilla y permitirá mantener seguro e inmovilizado al gato. De ser posible, también colócalo en una jaula transportadora o caja para mantenerlo aún más a salvo durante el traslado y evita hacer maniobras bruscas.
Previo a conducirte a la veterinaria, llama a la misma para poder dar a conocer el hecho y comunicar el estado de salud de tu gato, informando por ejemplo si está consciente, sangrando o si respira de manera acelerada. Se aprovechará así el tiempo hasta llegar a la clínica para que el veterinario pueda prepararse y actuar de manera instantánea tras la llegada del gato.
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Es importante recordar, que una buena nutrición es clave para la salud de tu gato, tanto para prevenir posibles lesiones como para una más rápida y óptima recuperación en caso de alguna afección.
Ante cualquier lesión, es primordial que el gato cuente con un sistema inmunológico y huesos fuertes, algo que puede favorecerse a través de una alimentación balanceada de calidad. Esta debe proporcionar proteínas, grasas, vitaminas y minerales así como calcio y fósforo, primordiales para una estructura ósea y musculación saludable.
La correcta alimentación, crea defensas contra posibles infecciones tras la lesión y una verdadera regeneración de los huesos y tejidos, por lo que proporcionar una dieta equilibrada es parte fundamental del cuidado integral de tu mascota en todas las etapas y momentos de su vida.
Este artículo tiene una finalidad informativa y no debe interpretarse como asesoramiento para el cuidado de tu mascota. Ante cualquier duda acerca de la salud de tu mascota, lo mejor es consultar a un veterinario calificado.